Página:La Sagrada Biblia (XIV).djvu/257

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
249
CAPÍTULO XV.

hombre, al que se las sujetó todas, á fin de que en todas las cosas todo sea de Dios.

29 De otra manera ¿qué harán aquellos que bautizan por aliviar á los difuntos, si absolutamente los muertos no resucitan? ¿por qué pues se bautizan por los muertos [1]?

30 ¿Y á qué fin á toda hora nos exponemos nosotros á tantos peligros?

31 No hay dia, tenedlo por cierto, hermanos, en que yo no muera por asegurar la gloria vuestra y tambien mia, que está en Jesu-Christo nuestro Señor.

32 ¿De qué me sirve (hablando como hombre) haber combatido en Epheso contra bestias feroces, si no resucitan los muertos? En este caso no pensemos mas que en comer y beber, puesto que mañana morirémos.

33 No deis lugar á la seduccion: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.

34 Estad alerta ¡oh justos! y guardáos del pecado; porque entre nosotros hay hombres que ne conocen á Dios, dígolo para confusion vuestra.


  1. Algunos creen que se habla aquí del bautismo de lágrimas y penitencia. Otros, que alude á la práctica de bautizarse por los catecúmenos que morían sin poder recibir el bautismo; al modo de lo que se usaba en ciertas purificaciones legales. El Apóstol sin aprobar esta práctica, que sin duda era hija de la supersticion, infiere que deben creer en la resurreccion; porque la tal ceremonia se funda en la creencia de otra vida, y es justo que el cuerpo participe del premio ó castigo que reciba el alma.