hombres y mugeres hallase de esta profesion ó escuela de Jesus.
3 Caminando pues á Damasco, ya se acercaba á esta ciudad, cuando de repente le cercó de resplandor una luz del cielo.
4 Y cayendo en tierra asombrado, oyó una voz que le decia: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5 Y él respondió: ¿Quién eres tú, Señor? Y el Señor le dijo: Yo soy Jesus, á quien tú persigues: dura cosa es para tí el dar coces contra el aguijon.
6 Él entonces temblando y despavorido, dijo: Señor, ¿que quieres que haga?
7 Y el Señor le respondió: Levántate, y entra en la ciudad, donde se te dirá lo que debes hacer. Los que venian acompañándole, estaban asombrados, oyendo sí, sonido de voz [1], pero sin ver á nadie.
8 Levantóse Saulo de la tierra, y aunque tenia abiertos los ojos, nada veia. Por lo cual, llevándole de la mano, le metieron en Damasco.
9 Aquí se mantuvo tres dias privado de la vista, y sin comer, ni beber.
10 Estaba á la sazon en Damasco un discípulo llamado Ananías, al cual dijo el Señor en una vision: ¿Ananías? Y él respondió: Aquí me teneis, Señor.
11 Levántate, le dijo el Señor, y vé a la calle llamada Recta; y busca en casa de Júdas á un hombre de Tarso llamado Saulo, que ahora está en oracion.
- ↑ Véase Cap. XXII. v. 10.