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CAPÍTULO III.
16 como lo hace en todas sus cartas, tratando en ellas de esto mismo: en las cuales hay algunas cosas difíciles de comprender, cuyo sentido los indoctos e inconstantes en la fé pervierten, de la misma manera que las demas Escrituras de que abusan, para su propia perdicion.
17 Así que vosotros ¡oh hermanos! avisados ya, estad alerta; no sea que seducidos de los insensatos y malvados, vengais á caer de vuestra firmeza [1]:
18 antes bien id creciendo en la gracia, y en el conocimiento de nuestro señor y salvador Jesu-Christo. A él sea dada la gloria desde ahora, y por el dia perpétuo de la eternidad. Amen.
FIN DE LA EPÍSTOLA SEGUNDA DE SAN PEDRO.
- ↑ En la fé y santidad de vida.