hay en que no se halle alguna luz en medio de tan sagrada oscuridad. El lector que tiene fé, saca su instruccion de lo que le place á Dios descubrirle, y adora humildemente lo que no puede comprender. «Estoy persuadido (decia san Dionysio, obispo de Alejandría, y una de las grandes lumbreras del tercer siglo) de que el Apocalypsi es tan admirable como poco conocido. Porque, á pesar de que yo no entiendo sus palabras, conozco no obstante que encierran grandes sentidos bajo su oscuridad y profundidad. No me constituyo juez de estas verdades, ni las mido por la pequeñez de mi espíritu ó ingenio; sino que, haciendo mas caso de la fé que de la razon, las creo tan elevadas sobre mí, que no me es posible alcanzarlas. Y así aunque no puedo comprenderlas, no por eso las estimo menos: al contrario, por lo mismo que no las entiendo, tanto mas las adoro y reverencio.»
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