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LIBRO DEL APOCALYPSI.

9 Y las gentes de las tribus, y pueblos, y lenguas, y naciones estarán viendo sus cuerpos por tres dias y medio; ni permitirán que se les dé sepultura [1]:

10 y los que habitan la tierra, se regocijarán con ver los muertos, y harán fiesta; y se enviarán presentes los unos á los otros, ó se darán albricias, á causa de que estos dos Profetas atormentaron con sus reprensiones á los que moraban sobre la tierra [2].

11 Pero al cabo de tres dias y medio, entró en ellos por virtud de Dios el espíritu de vida. Y se alzaron sobre sus pies, con lo que un terror grande sobrecogió á los que los vieron.

12 En seguida oyeron una voz sonora del cielo, que, les decia: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron.

13 Y en aquella hora se sintió un gran terremoto, con que se arruinó la décima parte de la ciudad; y perecieron en el terremoto siete mil personas [3]; y los demas entraron en miedo, y dieron gloria al Dios del cielo.

14 El segundo ay se pasó; y bien pronto vendrá el ay tercero, ó la tercera desdicha.

15 En efecto, el séptimo ángel sonó la trompeta, y se sintieron voces grandes en el cielo que decian: El reino de este mundo, ha venido á ser reino de nuestro


  1. Véase Sepultura.
  2. Cuyas costumbres depravadas procuraban corregir.
  3. Quizá el texto, por la figura hipálage, quiere decir hombres de nombradia.