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San Agustín

lo que como cierto defiendo; porque de hombres es el dudar sobre estas cosas. y'de Dios el saberlas». Así que, habiendo de tratar de los institutos hechos por los hombres con temor y recelo, promete exponer, no sucesos que están ignorados y no se les da crédito, sino máximas sobre las que hay opinión y razón de dudar, porque no del mismo modo que sabía que había mundo, que había cielo y tierra y veía al cielo resplandeciente y adornado de estrellas, y á la tierra fértil y poblada de semillas, y todo lo demás en esta conformidad, ni de la misma manera que creía cierta y firmemente que toda esta máquina y naturaleza se regía y gobernaba por una cierta virtud invisible y muy poderosa, así en los propios términos podía afirmar de Jano que era el mundo, ó averiguar de Saturno cómo era padre de Júpiter, cómo vino á ser su súbdito y vasallo reinando Júpiter, y todo lo demás correspondiente al asunto.



CAPÍTULO XVIII

Cuál sea la causa más oreible de donde nació el error del paganismo.


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De todo lo cual la razón más verosímil y más creíble que se alega es cuando dicen que fueron hombres, y que á cada uno de ellos le instituyeron su culto divino, y peculiares solemnidades los mismos que por adulación y lisonja quisieron formar los dioses; conformándose en este punto con la condición de los númenes, con sus costumbres, con sus acciones y—sucesos acaecidos, y cundiendo este culto paulatinamente por los ánimos de los hombres, semejantes á los demonios, y amigos de estas sutilezas, se divulgó por todo el mundo su santifi-