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La ciudad de Dios

llegó á Charra con su padre guardando consigo el precepto de Dios, de donde salió á los setenta y cinco años de su edad y á los ciento cuarenta y cinco de la de su padre; y el fijar su asiento en la tierra de Canaam y no haber partido de Charra dice que sucedió después de la muerte de su padre, porque ya era difunto cuando compró la heredad, cuyo poseedor y Señor comenzó á ser en aquel país como hacienda propia suya; y lo que le dijo Dios estando ya en Mesopotamia, esto es, habiendo ya salido de la tierra de los caldeos: «sal de tu tierra y de entre tus parientes y de la casa de tu padre», quiere decir, no que sacase de allí el cuerpo, lo cual ya lo había practicado, sino que desarraigase de allí el alma; porque no había salido de allí con el corazón si tenía todavía esperanza y deseo de volver, cuya confianza y deseo se debía coartar y atajar mediante el mandato y favor de Dios y la obediencia de Abraham.

Y realmente no es increíble que Abraham, después que vino Nachor en seguimiento de su padre, cumplió el precepto de Dios; de forma que entonces partió de Charra con Sara, su mujer, y con Lot, hijo de su hermano.



CAPÍTULO XVI

Del orden y calidad de las promesas que hizo Dios á Abraham.


" Procedamos ya á reflexionar atentamente las promesas que hizo Dios á Abraham, porque en estas se prineipiaron á manifestar más al descubierto los oráculos y promesas indefectibles de nuestro gran Dios, esto es, las de Dios verdadero sobre el pueblo de los santos escogidos, que es el pueblo que vaticinó la autoridad pro-