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San Agustín

aunque también éste ha de crecer en pueblo, y será ensalzado: su hermano menor ha de ser mayor que él, y su descendencia vendrá á multiplicarse y componer una inflnidad de naciones». Del mismo modo muestran aquí estos dos aquellas promesas, porque aquel crece"rá en pueblo, y este en muchedumbre de gentes. ¿Qué cosa más evidente que el incluirse en estas dos promeBas el pueblo de Israel y el orbe de la tierra en la descendencia de Abraham, aquel según la carne y este según la fe?:


CAPÍTULO XLIII

De los tiempos de Moisés, de Josué y de los jueces, y después de los reyes, entre los cuales, aunque Saúl es el primero, David, por el sacramento y mérito, es tenido por el principal.


Muerto Jacob, y muerto también Joseph en los ciento cuarenta y cuatro años siguientes que transcurrieron hasta que salieron de Egipto, creció maravillosamente aquella gente aún oprimida con tantas persecuciones, que llegaron hasta matarles los hijos que les nacían varones, teniendo miedo los egipcios, admirados de ver el acrecentamiento y multiplicación de aquel pueblo.

Entonces á Moisés, habiendo escapado por industria de sus padres de las manos de los que impíamente quita ban la vida á los niños, la criaron en la casa del rey, disponiendo Dios por él grandes parentescos, y siendo adoptado por la hija de Faraón, que así se llamaban en Egipto todos los reyes: llegó á ser tan excelente y heroico, que sacó aquella nación, que prodigiosamente se había multiplicado, del durísimo y gravísimo yugo de