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La ciudad de Dios

jado de aquel honor y dignidad tan preeminente, desfallecen sus ojos, carcómese su espíritu y se consume de tristeza, Lo que sigue después propiamente pertenece á la casa de este Helí, á quien se le presagiaban estos sucesos, y los que restaren de tu casa morirán al golpe del cuchillo, y te servirá de señal lo que sucederá á tus dos hijos, Ophni y Finees, que morirán en un día». Este fué el signo dado de la mutación del sacerdocio de la casa de Helí, con el cual se nos significó que se había de mudar el sacerdocio de la casa de Aarón; porque la muerte de los hijos de aquél significó la muerte, no de los hombres, sino la del mismo sacerdocio en la familia de Aarón. Pero lo que sigue luego ya pertenece a aquel Bacedote, cuya figura, sucediendo á éste, fué Samuel; y así, lo que continúa se dice de Jesucristo, verdadero sacerdote del nuevo Testamento: «y yo me proveeré de un sacerdote fiel que me servirá en todo conforme á mi corazón y voluntail, y le edificaré una casa fiel». Esta es la eterna y soberana Jerusalén, y «andará, dice, siempre en la presencia de mi Cristo», es decir, conversará y vivirá, como arriba insinuó de la casa de Aarón, «yo dije y tenía ideado que tu casa y de tu padre anduviese delante de mí para siempre»; pero lo que dice andará en la presencia de mi Cristo, se debe entender de la misma casa y no del sacerdote, que es el mismo Cristo, mediador y salvador; así, pues, su casa caminará delante de él. También puede entenderse él andará (que en latín la palabra transibit significa pasará) de la muerte á la vida, todos los días que dura esta mortalidad hasta la consumación de los siglos. Lo que dice Dios «me sirva en todo conforme á mi corazón y á mi alma», no hemos de juzgarlo en el sentido de que Dios tiene alma, siendo este gran Señor criador de las almas, sino que se dice esto de Dios, no propiamente, sino por