Página:La estafeta romántica (1899).djvu/149

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
145
LA ESTAFETA ROMÁNTICA

nifacia, calle de Enmedio, dijeron que tú eras príncipe, y que una princesa muy er- mosa, vestida de zagala, te andaba buscan- do por los pueblos del Ilano de Vitoria. Con que ya ves cuánta noticia te doy. La más gorda la dejo para lo último, y antes te diré que todos los conocidos nos tienen marea- das preguntándonos por tí. Unos dicen que te as casado, y otros que todavía no. Las de Crispijana y las de Paternina andan en ave- riguaciones de quién podrá ser esa princesa disfrazada que te busca.

Más noticias: uno de los lebreles pequeños se nos a muerto de moquillo. La Leona no te olvida, y todos los días viene á echarse en la alfombrita que está á los pies de tu cama. Tu cuarto está lo mismo que lo dejaste, y en el jarrón aquél que tiene la pintura de Jua- nita de Arco vestida con armadura, no pon- go ya flores, como cuando estabas aquí, sino cardos borriqueros. Este año emos tenido tanta cereza, que después de regalar á todo el mundo, y de acer mucho dulce, aún a so- brado para los de la vista baja, con perdón. ¡Lo que te as perdido!

¿Y qué me dices de lo sabia y leída que estoy? De ver leer á Demetria me entró la afición; sólo que el tío me quita de las ma- nos lo que según él es lectura mala para niñas. Yo afano todo lo que puedo, y á más del País de las monas, e leído El Doncel de D. Enrique el Doliente, escrito por ese que se mató. ¡Cuánto me a gustado! Me parece que te estoy viendo á tí con armadura toda