amores con buen fin, te contestará con un si tan grande como esta casa. ¡Ay, qué vergüenza! Pero, en fin... no pue do retirar lo escrito. No te descuides... Vos- otros los sabios no servis para estas cosas. Por eso un tonto cualquiera os quita las no- vias.
Y punto final. ¡Hadiós! con hache y todo para que no digas.
Que lo pases muy mal; que te mueras muy pronto, y que te vayas á los infiernos, desea tu enemiga, que te aborrece de corazón, Gracias
XIX
De Valvanera á Pilar.
Villarcayo, Mayo.
No creas, mi querida Tostada, que las di-- mensiones de tus cartas puedan serme enfa- dosas. Al contrario, las leo de punta á cabo cor indecible placer, y siempre me saben á poco; suelo quedarme desconsolada de que aún no vengan un par de pliegos más. Y ello es así, porque en tu escritura y estilo te veo tan viva como si delante te tuviera. No hay persona que tan claramente se muestre en lo que escribe. En tus cartas estás como eres: traviesa, sutil, amante, nerviosa, volu- ble. A veces tu sinceridad me asusta tanto