Ir al contenido

Página:La estafeta romántica (1899).djvu/190

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
186
B. PÉREZ GALDÓS

dentro, á no ser que antes se la quitaran, lo que también pudo acontecer. Yo miraba, miraba á la tierra, calculando á qué profun- didad estaría, y me figuraba que estaba muy honda, muy honda. Desconsolado, convidé á los sepultureros á unas copas, lo que ellos agradecieron y aceptaron, y les llevé á la taberna más cercana, con la esperanza de que algo podían decirme de lo que yo no había visto y ellos sí. Uno de ellos, el que menos bebía y me miraba mucho, díjome que la en- terrada era mujer en quien por encima de lo cadavérico se traslucía una gran hermo- sura; si, señor, así me lo dijo. Y el otro afir- maba con la cabeza. Por la fe de los ente- rradores, puedo dar solo este dato.

He cumplido, señor, el encargo que me confió, y mi conciencia está tranquila res- pecto á la rapidez de mi marcha, pues ni vo- lando por los aires habría llegado más pronto de lo que llegué. En ninguna parte me entre- tuve: todo lo hice aceleradamente; pero más que mi buen deseo pudo la casualidad, ó que así lo dispuso Dios. Mi amo me mandó en busca de conocimiento de una persona viva; mas no quiso que yo tomara razones de la eternidad, porque á ésta yo no la entiendo ni mi amo tampoco. He cumplido, aunque sin ningún fruto, ó con el solo fruto de sa- ber que era bella, si no me engañó el sepul- turero; que también pudo ser que á él le pa- reciera hermosura la fealdad, cosa muy na- tural en los que andan entre muertos.

Y no teniendo nada que hacer aquí, des- > > 1