Ir al contenido

Página:La guerra gaucha.djvu/199

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
200
LA GUERRA GAUCHA

Pero bien empleado le estaban, pues aquella imagen era sumamente milagrosa. No necesitaba rigor como san Antonio ¡santo tan renitente! ni que como á él la colgaran de los pies, ni que la retaran. Siempre concedía de á buenas.

Cuando para su festividad llevábanla á la capilla del curato, ni la senda fragosa, ni el bochorno les impedía cargar las andas con su baldaquino rojo y sus ramilletes que policromaba toda la tintorería aborigen. Y la entrada á la población, festejábase á trabucazos.

El nicho trascendía una vaguedad de estoraque, ostentando á la parte interior de su doble puerta una estampa de san José y otra de san Roque. Enguirnaldábanlo por fuera sartas de huevecillos silvestres, desde los verdes y morados de las perdices, hasta los del hornero crispidos de blanco en rosa, y los grises del chalchalero ó los minúsculos del colibrí. La miseria limitaba á esto los obsequios, sin disminuir la veneración, pues aquella imagen lo era de la Merced, es decir virgen patriota. Ya esta circunstancia había ocasionado más de un refunfuño á los enfermos, devotos de Nuestra Señora del Milagro, que era goda.

La imagen y un loro tan parlero que se rezaba el rosario de una pieza, constituían ahora todo el haber de la viuda; y aquel contraste entre época