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Página:La guerra gaucha.djvu/298

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AL RASTRO

Se agacha y quiebra palitos
-La luna y el sol-
Señal que ya está queriendo.
-Alégrate corazón-.

Los estribillos indefinían quejumbres, sugiriendo quimeras de libertad infinita en el desamparo de esclavitudes sin término; ruegos de algún amor convaleciente de grandes infortunios, congojas de la ausencia, desahucios de la nostalgia...

El cielo, delicado cual una cutis, transparentaba un rosa diáfano, mientras de realce el lucero lo sensibilizaba con su leve palpitación.

Miren allá viene Pagua
-La pura verdá-
Alegando con la arena,
-Vamos, vidita, bajo el nogal-
Así han de alegar por mí
-La pura verdá-
Cuando me pongan cadena.
-Vamos, vidita, bajo el nogal-.

A través de la tarde, el caballo acompasaba soñolientamente la molicie de su trote.


El destacamento realista, engrosado por la junción de otros cinco, halló el vivac de su regimiento al caer la tarde. Extraviado por su guía, que emprendió la fuga apenas entraron al fondo del monte,