Esta página ha sido corregida
CAPITULO X
Amasis recibió á su hijo con una carcajada, y sin hacer caso de su palidez y turbación, exclamó:
—¿No te dije que no era fácil á un egipcio coger á la zorra helénica, siempre más astuta? Diez villas de mi reino daría por haberte visto reconocer al supuesto ateniense tan suelto de lengua, en el balbuciente lidio.