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I


He ahí cómo en estos versos se sienten los aleteos del pájaro — Misterio.— A la vera de este «Jardín Lírico» me he puesto a escuchar, en estas tardes en que se inicia el Otoño, el ritmo melodioso, ¿quién canta? Puedo preguntar otra vez, como bajo el Pórtico de mis jardines abandonados, en una exaltación dolorosa. La voz tiene profundas unciones de martirio; voz de sacerdotisa en el altar de los misterios. Hermana del dolor y de la vida su canción exalta en las almas la libertad, el heroísmo. Es la voz de la vida que grita bajo el azote. Por eso estos versos gimen y lloran como ángeles castigados.

II

«¡Golpéame dolor! Tu ala de cuervo
Bate sobre mi frente y la azucena
De mi alma estremece»...