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Página:La leyenda del Cid.djvu/24

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XIV
INTRODUCCIÓN

Yo vivo con esas: yo sé sus azares:
yo lloro con ellas su afán y pesares,
yo parto con ellas su oculta afliccion:
y cuando abandono por fin sus hogares,
la hiél de sus penas las vuelvo en cantares
y mi alma las mando bajo una cancion.

Yo soy como las nubes,
que los vapores
derraman hechos lluvia
sobre las flores;
mi alma es un vaso
que miel vierte en las almas
que encuentra al paso.

VI

¿Quién soy? —Tú no lo ignoras, ¡oh patria á quien adoro!
tú, cuyas tradiciones son mi único tesoro,
cuya futura gloria mi solo sueño de oro,
cuya aficion y estima son mi único laurel:
tú, que eres sola el germen de mi cantar sonoro,
que para tí acompañan el pastoril rabel,
el caracol marino y el tarabuk del moro,
la lira de la Grecia y el arpa de Israel.
Yo soy átomo frágil á quien el viento mueve,
insecto susurrante que zumba sin cesar,
el trovador errante del siglo diez y nueve
que cruza mar y tierras en brazos del azar,
y voy, de mi fe mártir, mas fiel á mi destino,
á España por do quiera cantando sin cesar;
y por do quiera francos encuentro en mi camino
amigos que me esperan y hospitalario hogar.

Como una ave de paso
que nunca anida
y que vuela al acaso
sola y perdida,