Altos arcanos son, en vano lucha
La mente del mortal; la duda impera.
Opuso Dios altísima barrera
Ante su ciencia mucha.
Y el hombre, el hombre que insensato siente
La duda germinar, de orgullo henchido
Eleva al cielo la ardorosa frente
Y demanda, infeliz, para su mente
Un destello de luz apetecido.
Clama, y en vano con sus voces llena
El ancho espacio; cércale la duda,
Que su saeta al enterrarle aguda
El pecho le envenena.
Y llora ¡triste! en su falaz desvío,
Porque intentara con su orgullo insano,
En su infelice, loco desvarío.
Con atrevido pensamiento impío
El velo descorrer del hondo arcano....
¡Cuántas veces lloré! y cuántas veces
Sobre la áspera peña contemplando.
Sentí en mi pecho con dolor filtrando
De la duda las heces.
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Poesías de Cuellar.