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124 — Poesías de Cuellar.

En tí, no siente el alma atribulada
        Por angustioso afán?

Eres una verdad que al pecho infunde
Religioso pavor, postrer asilo
Del mísero mortal:
Al contemplarte el hombre se confunde
Y atónito ante tí, mudo, tranquilo,
        Se para á meditar.

¡Oh muerte, muerte, inexorable, impía!
Yo vi elevarse tu incansable brazo
        Blandiendo la segur,
Y la alba flor que en el vergel veía
Contemplé deshojada en tu regazo....
        ¡Me la robaste tú!

¡Ay! yo la vi, sobre su labio amante
Vagaba una sonrisa de ventura,
        ¡Sonrisa divinal!
Y luego entre tus brazos espirante,
En el trance postrero de amargura
        Sintiera tu dogal.

Sí, tú la asiste con tus secos brazos,