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Poesías de Cuellar.
Cuán grande Dios en su poder se ostenta!
Piélago azul donde átomo es el mar,
Poblado de sistemas infinitos
De mundos y fanales
Que adoran su sublime majestad!
El mar entonces envidioso copia
En olas de pizarra algún fanal;
Rompe el dibujo el raudo movimiento,
Y así de cada estrella
Mil chispas de su luz bajan al mar.
Y cuando Vénus, la divina estrella,
Va en el piélago lóbrego á rielar
Parece que sonriendo desde el cielo,
Y con hilos de plata,
Borda su cifra en el dormido mar.
Y si la luna brilla en los espacios,
Crenchas de plata y cúmulus de azahar,
Crespones blancos y movibles masas.
Flotando lentamente.
Atraviesan la vasta soledad.