ción francesa, pp. 802-805. ‘35 Lettres de Marcel Proust a Reynaldo Hahn. Paris, Gallimard, N. R. F., 1966. Décima edición. Presentadas, fechadas y anotadas por P. Kolb. M. Proust. Correspondance générale. Paris, Plon, 1930-1936. l, Cartas al Conde de Montesquiou-Fezensac, y VI, cartas a Madame y Monsieur Emile Straus, y a Jacques Bizet. W’ A. Schopenhauer. Op. Cit., p. 254. ‘VG. Genette. "Proust palimpsesto” en Figuras. Córdoba, Nagelkop, 1 970, yGi||es Deleuze. Proust y los signos. Barcelona, Anagrama, 1972. “3 Para los Pastiches consultar la edición crítica de Jean Milly, Paris, A. Colin, 1970. '39 M. Proust. lean Santeuil. Madrid, Alianza, 1971. Volumen I, parte V, pp. 345, 432. Edición francesa de Pierre Clarac ya citada, pp. 619-657. Para la comparación entre lean Santeuil y la Recherche y la relación entre lo poético y lo novelesco ver Maurice Blanchot. ‘La experiencia de Proust’ en Proust. Buenos Aires, Jorge Alvarez, 1969. Edición francesa Le livre á venir, Paris, Gallimard, 1959. Confrontar también Madeleine Remacle. L'EIemént poétique dans "A la Recherche du temps perdu” de M. Proust. Academie Royale de la Langue et de Littérature Francaises de Belgique, Palais des Académies, Bruxelles, 1954. “0 Ver cartas a Montesquiou y a Hahn ya cita- das, fundamentalmente la carta a Hahn CXXVIII de 1911. "' Georges Piroué. Proust et Ia musique du devenir. Paris, Denoél, 1960, p. 38 . Según este autor, Gambara pre■gura y anticipa a Wagner, Por otra parte, Piroué esgrime ra- zones metafísicas, para fundamentar la rela- ción de la música con lateoría de la reminis- cencia. La música es el reencuentro de lo contingente y lo absoluto, el punto de equi- librio entre lo que pasa y lo que permanece, el pasaje de lo incomunicable a lo comuni- cado. Concluye que la música produce el tránsito de lo subjetivo a lo objetivo y el milagro de que la introversión devenga extraversión, por la adopción de url lengua- je según el que la eternidad se vuelve acce- sible (p. 94). "2 Honoré de Balzac. Obras Completas. Tomo V. Traducción de Rafael Cansinos Assens, 172 "‘ lbidem, Versión española, pp. 325-335; edi- cos, 'Gambara', p. 303. "’M. Proust. ‘LamuertedeBa|dassareSi|vande' en Los placeres y los días. Parodias y misce- Iánea. Madrid, Alianza, 1975. El epígrafe de Emerson se encuentra en p. 17. Versión francesa de Yves Sandre, ‘La mort de Baldassare Silvande' en Les Plaisírs et ¡es jours. Edición citada, epígrafe de Emerson en p. 9. Ver nota aclaratoria de Yves Sand re en p. 913. Madrid, Aguilar, 1967, ||, Estudios Filosófi- '“ F. W. J. Schelling. Filolosofía del arte. Traduc- ción de Elsa Tabernig. Buenos Aires, Nova, 1949, p. 145. Confrontar: David Sobrevilla. Repensando la tradición occidental. Lima, Amaru, 1986, lll, ‘La Filosofía del arte de Schelling". “5 Walter Biemel. ‘Sobre Marcel Proust’ en Análisis filosóficos del arte del presente. Buenos Aires, Sur, 1973. Una parte muy importante del estudio de Bíemel se centra en el prólogo y la matinée Guermantes. Jean Rousset (‘Notes sur la structure d'A la Recherche du temps perdu” en Forme et signi■cation. Paris, José Corti, 1962) sostie- ne el carácter circular de la estructura de la obra proustiana y confronta los dos capitu- los que Proust manifestó haber escrito si- multáneamente en sus primeras versiones: Combray y la matinée Guermantes. ‘“’Walter Biemel. Op. cit.. En particular pp. 29, 47, 48. Gaétan Picon, sostiene que Proust produce una revolución kantiana en la no- vela: antes el novelista giraba en tomo del mundo, ahora el mundo gira en torno del novelista. La conciencia se aplica a descu- brir ‘pegada como una hiedra‘ a todo lo que se presenta a ella y a su propio movi- miento (G . Picon. Lecture de Proust. Paris, Mercure de France, 1963, pp. 200-201). “7 Germaine Brée. Du temps perdu au temps retrouvé. Paris, Los Belles Lettres, 1950, p. ‘227.‘i “3 Barbara Bucknall. The religion of art in Proust. Urbana, University of Illinois Press, 1969. "9 J. W. Leibniz. ‘Monadología’ en Escritos filosóficos. Editados por Ezequiel de Olaso. Buenos Aires, Charcas, 1982. Parágrafos 56 y 57 especialmente. ‘ CAPITULO VII
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