el Canal de la Mancha. La orden provocó un motín de los marinos que se negaron a ser sacrificados en una guerra ya perdida y que pretendieron dar un respaldo a las negociaciones de paz del Emperador alemán, Guillermo II.
El levantamiento se inició en la noche del 29 al 30 de octubre 1918 con la insubordinación de las tripulaciones de algunos buques de la flota que había anclado en Wilhelmshaven esperando entrar en batalla. En tres buques los marinos se negaron a elevar las anclas mientras en los buques “Turingia” y “Helgoland” se produjo un motín abierto con sabotaje de las maquinarias.[1] En la noche del 1º de noviembre 250 marinos se reunieron en una sede sindical en el puerto de Kiel para planificar sus acciones y exigir la liberación de sus camaradas detenidos. Como medida de presión pretendieron desobedecer cualquier orden de zarpar, fortalecieron sus alianzas con los sindicatos, con los dos partidos obreros de la época y decidieron enviar a una delegación para iniciar negociaciones con la comandancia que, sin embargo, no fue recibida. Cuando la policía clausuró la sede sindical, los marinos convocaron a una manifestación al aire libre a la que acudieron miles de marinos y representantes de organizaciones obreras para exigir “Paz y Pan”, así como la liberación de los responsables de los motines, el término de la guerra y mayores provisiones para los marinos. Finalmente, la manifestación se dirigió a la cárcel para liberar a los prisioneros.
Para evitar que cumplieran su cometido, el teniente Steinhäuser dio la orden de abrir fuego contra los manifestantes dando muerte a 7 de ellos e hiriendo a 29. Algunos manifestantes contestaron el fuego y el teniente Steinhäuser sufrió serias heridas de bala y por golpes con culatas. En muy poco tiempo, la protesta de los marinos contagió al resto del país y se convirtió en un levantamiento generalizado. La comandancia ordenó tropas externas para reprimir a los alzados, pero éstas se negaron a disparar y en gran parte se unieron a los rebeldes. Tres días después, la ciudad de Kiel se encontró bajo el control de más de 40 mil marinos, soldados y trabajadores organizados. El 6 de noviembre el movimiento alcanzó la mayoría de ciudades costeras así como Hannover y Braunschweig y hasta Frankfurt. En Munich, el concejo de soldados y trabajadores obligó a dimitir al Rey bávaro Luís III y convirtió a Bavaria en la primera región del imperio que proclamó la república.[2] Hasta el día 22 de noviembre 1918 dimitieron los demás príncipes y nobles regentes del imperio alemán.
En Latinoamérica tampoco son escasos los ejemplos para movimientos altamente ideologizados y combativos. De todas formas, cabe destacar una fundamental diferencia. Debido a la realidad económica monoexportadora de materias primas y el bajo grado de industrialización, el proletariado era más débil que en los
países europeos, aunque experimentó un notable fortalecimiento a