Página:La metamorfosis o El asno de oro (1920).pdf/388

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
384
 

celo, el cual nombre no era ajeno de mi reformación de cuando yo andaba hecho asno. Visto esto, no me tardé y fuíle luego a hablar; pero él no estaba incierto de lo que yo le decía, que ya no había sido avisado por semejante relación cómo me había de administrar y admitir en estas cosas de sus sacrificios y religión, porque en sueños él había oído la noche próxima pasada al gran dios Osiris, estándole ataviando la corona a su propia boca, con la cual dice y declara los hados y ventura de cada uno, cómo le era enviado un hombre de Madaura muy pobre, al cual luego él recibiese a sus sacrificios, porque de aquello este de Madaura alcanzaría gloria da sus virtudes y el sacerdote gran provecho y ganancia. En esta manera, estando yo destinado para entrar en la religión, estaba impedido, contra mi voluntad, por la pobreza y por no tener para cumplir lo que era necesario para la costa, porque los grandes gastos de mi larga peregrinación habían consumido las fuerzas de mi patrimonio, y también las costas y expensas que se habían de hacer en Roma precedían y eran mayores que las que se habían hecho en la provincia de Acaya, donde tomé el hábito. Así, que con la pobreza y necesidad que tenía estaba en mucha fatiga, puesto, como dice el proverbio, entre el cuchillo y la piedra. De más de lo cual, continuamente era fatigado y amonestado por la instancia de la diosa. En esta manera inducido y estimulado muchas veces, no sin gran turbación