Pos dije, ¡vaya un modelo de mocito pa un querer; qué simpático es el albañilito!; lo cual que tú lo oiste y contestaste: Pos este albañilito la va a hacer a usté una casita con un cuartito pa los dos, y en el rincón una cunita pa el nene, porque yo tengo que ser el padre de esa criatura que a usté la llame madre.
¡Lo recuerdo bien! ¡Y tú te reíste y no te supo mal el caramelo.
¡Me supo a gloria! Desde aquel día te quise.
Nos quisimos, querrás decir.
Justo, nos quisimos mucho, mucho; tú me ibas entregando el jornalillo pa ahorrar pa la boda; yo guardaba aquello como una reliquia. Tó el barrio decía: ¡tié suerte la Carmen! ¡qué chico más bueno! ¡qué trabajador! ¡ese llegará! ¡ese será un hombre! Y yo escuchaba mu fantisiosa aquellas flores que te echaban, con las que me adornaba yo pa pasear por el barrio.
¿Te gusta recordar aquéllo?