arredrar y accedió, sin averiguar siquiera los sucesos.
Siguieron algunos meses de inacción, pues el señor Fernández refería todas las cuestiones al proyectado Consejo de instrucción secundaria; pero el fracaso de aquella iniciativa señaló el momento de obrar.
El señor Fernández proyectó una modificación del presupuesto, según la cual se pagaría á los profesores por horas de trabajo (como se hace en el Paraguay) y no por mes, dividiendo en consecuencia las cátedras, á los efectos de su renta, en: ciencias, letras, idiomas, ejercicios físicos y música.
La Inspección había gestionado siempre la igualdad de sueldos, sobre la base del más elevado, sabiendo que en conjunto los ramos exigen un esfuerzo equivalente, y teniendo en cuenta lo escaso de las asignaciones[1].
Consultada en la persona de su jefe, se opuso, tanto á la división proyectada como al pago en esa forma, pues al paso que algunos profesores quedarían con trecientos pesos mensuales, otros sólo ganarían treinta...
- ↑ En el congreso científico de Montevideo, el señor Pizzurno y yo habiamos hecho volar esta cuestión previa: «Que la escuela no llenará su fin, ní se perfeccionará debidamente, sino á condición de que se mejore la situación económica de los maestros»