mísero sus cadenas, y, ya por lo que he merecido, ya por lo que pecamos, ardo;ardo, ay! aparta, cruel amada, las antorchas. Oh, que no pueda yo sentir tales dolores; La antinomia seruitium-libertas paterna reviste un tono reconocible que, desde la comedia (cf. el primer monólogo de Filólaques en la Mostellaria de Plauto), se traslada a la lírica en el Carmen 63 de Catulo adquiriendo las notas de dramatismo que recogerá la poesía posterior. La libertas paterna, i.e. la libertad masculina y las licencias juveniles de la aurea iuuentus romana, ha sido derrotada en sus propios términos ya que ha caído rápidamente en la esclavi- tud, y este seruitium que se brinda a la mujer amada ha consistido en una sumisión voluntaria. La amada es ya, decididamente, dominam (v.1) con connotaciones de despotismo por la asociación al seruitium, y así se establece el polo de mayor distancia entre la domina de 1.1 - con una significación doméstica y positiva - que es una formosa puella, y la mujer de la presente elegía que se califica de saeua puella. La mujer amada adquiere su tono elegíaco más alto en la patentización de su crueldad, una crueldad que, por otra parte, concuerda con la de Amor y Venus. Apolo y las Musas son repudiados a continuación, dada la manifiesta inutilidad de sus oficios: nec prosunt elegi nec carminis auctor Apollo: illa caua pretium flagitat usque manu. Ite procul, Musae, si non prodestis amanti: non ego uos, ut sint bella canenda, colo, nec refero Solisque uias et qualis, ubi orbem compleuit, uersis Luna recurrit equis; ad dominam faciles aditus per carmina quaero: ite procul, Musae, si nihil ista ualent. vv.13-20 y no me sirven las elegías, ni Apolo, conductor del canto: ella me enrostra el precio, hasta con la mano ahuecada. Idos, Musas, si no le servísal amante: no os cultivo yo para cantar guerras, ni refiero los caminos del Sol, o cuáles recorre la Luna, cuando recorre su órbita, 83
