Página:La señal de los cuatro - Arthur Conan Doyle (1909).pdf/173

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 175 —

bricación india. No cabía duda esa era el arca que contenía el tesoro de los Sholtos. No encontramos la llave, pero el peso era considerable. Trasladamos el cofre á nuestra pequeña cámara, con las precauciones debidas, y emprendimos lentamente el regreso. La proa hendía las aguas del río y nosotros dirigíamos en todas direcciones la luz de nuestro foco eléctrico, pero no alcanzábamos á descubrir ni señales del isleño. Los huesos de aquel extraño huésped de nuestras playas yacen todavía el obscuro fondo del Támesis.

—Miren—nos dijo Holmes, señalando con el dedo el marco de madera del cuarto destinado al piloto. Vean cómo no fuimos suficientemente rápidos en disparar nuestras armas.

—Ya lo creo. Precisamente detrás del lugar en que habíamos estado parados, se había clavado una de esas mortales flechas que tan conocidas nos eran. Debía haber pasado por entre nuestras cabezas en el momento en que hacíamos fuego. II olmes se sonreía y se encogía de hombros con su acostumbrado ademán; pero yo confieso que me sentí mal con sólo pensar en la horrible muerte que había pasado aquella noche tan cerca de nosotros.

A