ella hice los primeros pinitos, como decirse suele, en el pícaro arte de novelar. No por buena, que dista mucho de serlo, ni por entretenida, sino por respetable, en razón de su mucha ancianidad, se empeñaron mis amigos en que la publicase en forma de libro, y accediendo á estos deseos, dispuse en 1879 la presente colección; pero como La Sombra por sí sola no tenía tamaño y categoría de libro, han estado sus páginas, durante once años, muertas de risa, aguardando á que fuese posible agregarles otras y otras hasta formar el presente volumen.
Veinte años próximamente después de La Sombra escribí Celín, que pertenece al mismo género, y ambas obras se parecen, más en el fondo y desarrollo que en la forma. La causa de esta reincidencia, al cabo de los años mil, no me la explico, ni hace falta. Celín fué escrito para una colección de artículos de meses publicados en Barcelona con grandísimo lujo, y es la representación simbólica del mes de noviembre. Como Tropiquillos (el Otoño) y Theros (el Verano), tiene el carácter de composición de Almanaque, con las ventajas é inconvenientes de