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La teoría de la relatividad de Einstein.

tica de nuestra época? ¿No será quizá incluso toda una «concepción del universo»? No podremos contestar certeramente a estas preguntas, hasta que conozcamos el contenido de la teoría de Einstein. Pero séanos permitido indicar ahora un punto de vista que, si bien por modo grosero, servirá, sin embargo, para clasificar todas las «concepciones del universo» y situar la teoría de Einstein en una posición definida dentro de una concepción unitaria de la totalidad cósmica.

El mundo consiste en el yo y lo otro, el mundo interior y el mundo exterior. Las relaciones de estos dos polos constituyen el objeto de toda religión, de toda filosofía. Pero difieren mucho las funciones que cada teoría atribuye al yo en el universo. Me parece que la importancia del yo, en la imagen del universo, es como una hebra que puede servirnos muy bien para ensartar los dogmas de fe, los sistemas filosóficos, las concepciones artísticas y científicas del universo, como perlas en un hilo. Mas, a pesar de lo atractivo que sería perseguir este pensamiento por entre la historia del espíritu, no debemos alejarnos demasiado de nuestro tema; nos limitaremos a aplicarlo a la esfera particular de la actividad espiritual humana, a que pertenece la teoría de Einstein: la ciencia de la naturaleza.

El pensar científico naturalista hállase colocado en el término de aquella serie, allí donde el yo, el sujeto, no tiene ya mas que un papel insignificante; y cada progreso en las conceptuaciones de la física, astronomía, química, significa una aproximación al fin postrero, que es la exclusión del yo. Trátase en esto, naturalmente, no del acto del conocer, el cual está atado al sujeto, sino de la imagen conclusa de la naturaleza, cuyo fundamento es la representación de que el mundo natural existe independientemente del proceso cognoscitivo y ajeno a todo influjo de este proceso.

Las puertas por donde la naturaleza penetra en nosotros son los sentidos. Sus propiedades determinan la extensión de todo lo que es accesible a la sensación, a la intuición. Cuanto más retrocedemos en la historia de las ciencias naturales, tanto más determinada hallamos la imagen natural del universo