junto al Sol de 1,7 segundos de arco, existe en su pleno valor.
Desde este resultado grandioso del profetismo moderno, puede considerarse la teoría de Einstein como una conquista definitiva de la ciencia.
Nadie puede decir con seguridad si será o no posible encontrar otros fenómenos observables que comprueben la teoría. Pero es verosímil que el arte de experimentar de los próximos años o siglos supere al nuestro como el nuestro supera a los trabajos del tiempo de Newton; de suerte que es lícito esperar que la nueva teoría se encuentre cada día más en concordancia con la experiencia.
11. Macrocosmos y microcosmos.
Ya hemos visto que la noción consecuente de las fuerzas de inercia como acciones recíprocas conduce necesariamente a aplicar la teoría al Cosmos entero. Trátase de comprender por qué el sistema de referencia, para el cual vale la métrica euclidiana en el espacio del sistema solar, está justamente en reposo (o en movimiento de traslación) relativamente a la totalidad de las masas cósmicas. Pero, además, la observación de más remotos sistemas estelares, de estrellas dobles, enseña que allí ocurre lo mismo. Parece, según esto, como que el campo métrico determinado por la totalidad de las masas tuviese por doquiera el mismo carácter, salvo cuando le sobrevienen perturbaciones locales por masas próximas.
Siempre han sido las especulaciones sobre el universo un tema preferido de los ingenios fantásticos; pero también la astronomía científica se ha ocupado de tales problemas. Sobre todo, se ha tratado mucho la cuestión de si los cuerpos celestes son en número finito o infinito, y ha habido que decidirse en pro de lo primero; sólo podemos aquí dar una leve indicación de los fundamentos en que se apoya tal solución. Si los astros se hallasen repartidos en el espacio con bastante uniformidad, y si su número fuese infinito, entonces el cielo entero