Es galán y quiere bien, fué por él, y ha de traerle
Aquí; embarázame mucho que él á mí á dármele llegue:
Quédate aqui, y cuando venga, le dirás que te le entregue
A tí. No te digo más; discreta y hermosa eres:
Bien sabrás lo que es amor. (Vase.)
Ojalá no lo supiese !
¡Válgame el cielo! ¿Quién fuera tan atenta y tan piudente.
Que supiera aconsejarse hoy en ocasión tan fuerte?
¿Habrá persona en el mundo, á quien el cielo inclemente
Con más desdichas combata, y con más pesares cerque?
¿Qué haré en tantas confusiones, donde imposible parece
Que halle razón que me alivie, ni alivio que me consuele?
Desde la primer desdicha, no hay suceso, ni accidente,
Que otra desdicha no sea; que unas á otras suceden,
Herederas de sí mismas. A la imitación del Fénix,
Unas de las otras nacen, viviendo de lo que mueren,
Y siempre de sus cenizas está el sepulcro caliente.
Que eran cobardes, decia un sabio, por parecerle
Que nunca andaba una sola; yo digo que son valientes.
Pues siempre van adelante, y nunca la espalda vuelven:
Quien las llevare consigo, a todo podrá atreverse.
Pues en ninguna ocasión no haya miedo que le dejen.
Dígalo yo, pues en tantas como á mi vida suceden,
Nunca me he hallado sin ellas, ni se han cansado hasta verme,
Herida de la fortuna, en los brazos de la muerte.
¡Ay de mí! ¿Qué debo hacer, hoy, en la ocasión presente?
Si digo quién soy, Clotaldo, á quien mi vida le debe
Este amparo y este honor, conmigo ofenderse puede;
Pues me dice que callando honor y remedio espere.
Si no he decir quién soy á Astolfo, y él llega á verme:
¿Cómo he de disimular? Pues, aunque fingirlo intenten
La voz, la lengua y los ojos, les dirá el alma que mienten.
¿Qué haré? — Mas ¿Para qué estudio lo que haré, si es evidente
Que por más que lo prevenga, que lo estudie y que lo piense.
En llegando la ocasión, ha de hacer lo que quisiere
El dolor? Porque ninguno imperio en sus penas tiene.
Y pues á determinar lo que ha de hacer no se atreve