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LA VIDA ES SUEÑO

Los trofeos de mi honor, los despojos de mi honra.
Astolfo ... ¡Ay de mí! — Al nombrarle se encoleriza y se enoja
El corazón, propio efecto de que enemigo le nombra.
— Astolfo fué el dueño ingrato, que olvidado de las glorias
(Porque en un pasado amor se olvida hasta la memoria),
Vino á Polonia, llamado de su conquista famosa,
A casarse con Estrella, que fué de mi ocaso antorcha.
¿Quién crerá que, habiendo sido una estrella quien conforma
Dos amantes, sea una Estrella la que los divida ahora?
Yo ofendida, yo burlada, quedé triste, quedé loca.
Quedé muerta, quedé yo, que es decir, que quedó toda
La confusión del infierno cifrada en mi Babilonia;
Y declarándome muda, (porque hay penas y congojas
Que las dicen los afectos mucho mejor que la boca).
Dije mis penas callando, hasta que una vez á solas.
Violante mi madre (¡Ay cielos!) rompió la prisión, y en tropa
Del pecho salieron juntas, tropezando unas con otras.
No me embaracé en decirlas; que en sabiendo una persona
Que, á quien sus flaquezas cuenta, ha sido cómplice en otras.
Parece que ya le hace la salva y le desahoga;
Que á veces el mal ejemplo sirve de algo. En fin, piadosa
Oyó mis quejas, y quiso consolarme con las propias:
Juez que ha sido delincuente, ¡Qué fácilemente perdona!
Escarmentando en sí misma, y por negar á la ociosa
Libertad, al tiempo fácil, el remedio de su honra.
No le tuvo en mis desdichas; por mejor consejo toma
Que le siga, y que le obligue, con finezas prodigiosas,
A la deuda de mi honor; y para que á menos costa
Fuese, quiso mi fortuna que en traje de hombre me ponga.
Descuelga una antigua espada, que es esta que ciño: ahora
Es tiempo que se desnude, como prometí, la hoja,
Pues confiada en sus señas, me dijo: «Parte á Polonia,
Y procura que te vean ese acero que te adorna.
Los más nobles; que en alguno podrá ser que hallen piadosa
Acogida tus fortunas, y consuelo tus congojas.»
Llegué á Polonia, en efecto: pasemos, pues que no importa
El decirlo, y ya se sabe, que un bruto que se desboca
Me llevó á tu cueva, adonde tú de mirarme te asombras.
Pasemos que allí Clotaldo de mi parte se apasiona;
Que pide mi vida al Rey; que el Rey mi vida le otorga;
Que informado de quien soy, me persuade á que me ponga
Mi propio traje, y que sirva á Estrella, donde ingeniosa
Estorbé el amor de Astolfo, y el ser Estrella su esposa.