á Villalár , resolvió atacarlos , notando algún desorden en su vanguardia, y creyendo que la lluvia, que les daba en rostro , y el lodo á la rodilla le> impedirían pelear á ley de buenos soldados. Acometjó el Conde con de- miedo , sin recibir mayor daño de la artillería de los Comuneros , ora por impericia , ora por traición , como algunos pretenden ; y rompiendo á duras penas la caballería ene- miga , digna por su valor de mas próspera suerte , ció sobre la infantería , que desorde- nada y cpnfusa , se puso en vergonzosa hui- da. Quinientos de los Comuneros habían ya, caído, y la fuga de su infantería ponia fuera de duda su total vencimiento ; quando Pa- dilla , seguido de los mas bravos Capitanes, repitiendo su nombre y apellidando libertad^ se arroja á los enemigos, penetra sus cerrados esquadrones, arranca de la silla con su lanza al insigne Vizconde de Valduerna , atraviesa con ella á un escudero,, y corre en busca de. la muerte , ya que po del triunfo ; hasta que al Un, estrechado por todas partes, quebrada la lanza y sin uso la espada, herido y sin fuerzas, cayó el valiente caudillo, y se rindió á sus contrarios juntamente con oiro* capitanes..
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