ban, lo cual aumentó, con la soledad, mi concentración."
"Ocupábame de modificar discos de fonógrafo, y aquello me traía involuntariamente al tema. Había pensado construir una especie de diapasón para destacar, y percibir directamente por lo tanto, las armónicas de la voz humana, lo que no es posible sino por medio de un piano, y siempre con gran imperfección; cuando de repente, con claridad tal que en dos noches de trabajo concebí toda la teoría, el hecho se produjo."
"Cuando se hace vibrar un diapasón que está al mismo tono con otro, éste vibra también por influencia al cabo de poco tiempo, lo que prueba que la onda sonora, ó en otros términos el aire agitado, tiene fuerza suficiente para poner en movimiento el metal. Dada la relación que existe entre el peso, densidad y tenacidad de éste con los del aire, esa fuerza tiene que ser enorme; y sin embargo, no es capaz de mover una hebra de paja que un soplo humano aventaría, siendo á su vez impotente para hacer vibrar en forma perceptible el metal. La onda sonora es, pues, más y menos poderosa que el soplo de nuestro ejemplo. Esto depende de las circunstancias, y en el caso de los diapasones, la circunstancia debe de ser una relación molecular, puesto que si ellos no están al unísono, el fenó-