loidales, y aniquiladas de pronto en una multitud de eabecitas de pájaro; membranas de colores esbozando en su tornasol complicaciones intestinales y vesículas natatorias...
Los espíritus de la luna trajeron al hombre su experiencia, es decir le dieron la percepción mental que puso orden en aquella confusión; pero esto no bastaba; requeríase aún la conciencia y la memoria para que aquel espíritu tuviera responsabilidad, ó sea para que se individualizara del todo, aprendiendo á causar su propio destino.
Entonces los espíritus solares se esparcieron por el planeta.
Iban á ayudar al hermano inferior en su obra, que la simple ley evolucionaría habría llevado á termino; pero que por este acto, se adelantaba hacia la perfección, economizando edades[1]. Este era un deber (como lo es todo acto caritativo) un deber de los espíritus solares; pero muchos de ellos no quisieron llenarlo, por no descender de su rango superior. Llegó un momento, sin embargo, en que la ley evolucionaría los impelió á cumplir como fatalidad lo que habían rehusado
- ↑ Este es el origen del mito de Prometeo, un numen que roba fuego para los hombres. Cuando se sabe que Prometeo viene de pro-methis, "premeditación", el mito resulta enteramente claro.