Página:Las Maravillas Del Cielo.djvu/118

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CAPÍTULO VII.


Al día siguiente, después del almuerzo, D. Alberto se dirigió á los niños y les habló del siguiente modo:

—Hoy hemos de anticipar nuestra conferencia, porque he de deciros algo acerca del Sol, y no sería natural que hablásemos del astro del día rodeados de las tinieblas de la noche. Así, pues, subiremos á la azotea, y aun cuando cojamos un poquito de calor, trataremos de hacer algunas observaciones acerca del rey de nuestro sistema.

Los niños, á quienes cada día agradaban más aquellas conferencias astronómicas, acogieron con gran satisfacción la noticia, y esa satisfacción se acrecentó más cuando su papá les anunció que, como premio de su aplicación y amor al estudio, les llevaría aquella noche al teatro.