mentalmente descansan, como os he dicho, en la adecuada combinación de la lente convexa y de la cóncava. Los hay de muchos tamaños; desde los pequeños gemelos de teatro, que conocéis perfectamente y que parecen aproximar cuatro ó seis veces los objetos, hasta los grandes anteojos de campaña, que son mayores que el que véis, y se sostienen también sobre trípodes. En cuanto á los anteojos astronómicos, el que veis aproxima unas cien veces los objetos, pero no sirve sino para observaciones de puro entretenimiento ó curiosidad, pues los que se utilizan en los observatorios verdaderamente bien montados, para sondear las profundidades del cielo, parecen aproximar los astros de mil quinientas á dos mil veces. Debo haceros notar, sin embargo, que estas grandes aproximaciones son más bien teóricas que reales, pues lo cierto es que con esos grandes anteojos se presenta bastante borrosa la superficie de los astros, y no se descubren detalles que no se puedan ver con anteojos de una potencia bastante menor; por ejemplo, de 600 ú 800 diámetros ó aproximaciones.
Añadiré que los grandes anteojos astronómicos miden muchos metros de longitud, de modo que vienen á ser verdaderos edificios, para subir á los cuales hay que utilizar escaleras.
Hay también otros aparatos de la misma naturaleza que los anteojos astronómicos, y que reciben el nombre de telescopios, de dos palabras griegas, teleos, que significa lejano, y scopos. que quiere decir ver ó mirar. Los telescopios presen-