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secretos de la vida lunar aparecerían á nuestra vista; veríamos los árboles, las casas y aun los animales y personas si los hubiera; nada escaparía á nuestras investigaciones. El Sol, con un aparato tan poderoso, aparecería á unas 70 leguas de nosotros; Marte á 28 leguas; Venus á 110 kilómetros; Júpiter á 1.600, y Saturno á 3.000. ¡Qué de misterios insondables aún para la ciencia se explicarían entonces! Pero debemos renunciar, al menos en mucho tiempo, á que tan hermoso sueño se realice. Es fácil imaginar estas

Una porción de cielo estrellado,
á simple vista.

cosas, y punto menos que imposible llevarlas á la práctica.

Y ahora entremos en materia, que bastante tiempo he defraudado vuestra impaciencia con estas consideraciones. Aproximaos y mirad uno tras otro, por medio del anteojo, el punto del cielo en que a primera vista aparezcan menos estrellas. ¿Qué es lo que observas, Adela?

—Veo un número grandísimo de luceros allí donde apenas se veían á simple vista tres ó cuatro. Estos me parecen mucho más separados que antes, y entre ellos y en todas direcciones aparecen centenares de nuevas estrellas muy brillantes.

—Bien. Sepamos ahora qué es lo que observa tu hermano.

Acercóse Luis al anteojo, y durante algunos

momentos guardó silencio, abstraído ante el her-

LAS MARAVILLAS DEL CIELO.
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