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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE
En este momento de su narración, Schahrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente.
PERO CUANDO LLEGÓ
LA 10.ª NOCHE

Doniazada dijo: «¡Oh hermana mía, acaba la relación!» Y Schahrazada contestó: «Con mucho agrado, y como un deber de generosidad.» Y prosiguió:

He llegado á saber, ¡oh rey poderoso! que cuando el mandadero hizo su promesa á las jóvenes, se levantó la proveedora, colocó los manjares delante de los comensales, y todos comieron muy regaladamente. Después de esto encendieron las velas, quemaron maderas olorosas é incienso, y volvieron á beber y comer todas las golosinas compradas en el zoco, sobre todo el mandadero, que al mismo tiempo decía versos, cerrando los ojos mientras recitaba y moviendo la cabeza. Y de pronto se oyeron fuertes golpes en la puerta, lo que no les perturbó en sus placeres, pero al fin la menor de las jóvenes se levantó, fué á la puerta, y luego volvió y dijo: «Bien llena va á estar nuestra mesa esta noche, pues acabo de encontrar junto á la puerta á tres ahjam[1] con las barbas afeitadas y tuertos del ojo izquierdo. Es una


  1. Plural de ahjami, palabra con que se designa á todos los pueblos que hablan lenguas distintas del árabe, y especialmente á los persas y á todos cuantos hablan mal el árabe. Generalmente sólo se aplica á los persas.