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HISTORIA DEL MANDADERO...

mujer ricamente vestida y perfumada, con un atavío tan fastuoso, que suponía una gran riqueza. Y volviéndose hacia mí, con la mujer detrás de él, me dijo: «Toma esta mujer y acompáñala al sitio que voy á indicarte.» Y me señaló el sitio, explicándolo tan detalladamente que lo comprendí muy bien. Luego añadió: «Allí encontrarás una tumba entre las otras tumbas, y en ella me aguardarás.» Yo no me pude negar á ello, porque había jurado con la mano derecha. Y cogí á la mujer, y marchamos al sitio que me habían indicado, y nos sentamos allí para esperar á mi primo, que no tardó en presentarse, llevando una vasija llena de agua, un saco con yeso y una piqueta. Y lo dejó todo en el suelo, conservando en la mano nada más que la piqueta, y marchó hacia la tumba, quitó una por una las piedras y las puso aparte. Después cavó con la piqueta hasta descubrir una gran losa. La levantó, y apareció una escalera abovedada. Se volvió entonces hacia la mujer y le dijo: «Ahora puedes elegir.» Y la mujer bajó en seguida la escalera y desapareció. Entonces él se volvió hacia mí y me dijo: «¡Oh primo mío! te ruego que acabes de completar este favor, y que, cuando haya bajado, eches la losa y la cubras con tierra, como estaba. Y así completarás este favor que me has hecho. En cuanto al yeso que hay en el saco y en cuanto al agua de la vasija, los mezclarás bien, y después pondrás las piedras como antes, y con la mezcla llenarás las junturas de modo que nadie pueda adivinar que es obra reciente. Por-