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Página:Las mil noches y una noche v1.djvu/262

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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

forma de mujer ricamente vestida. Y como era musulmana, no dejó de decir al califa: «La paz sea contigo, ¡oh Vicario de Alah!» Y el califa le contestó: «¡Y desciendan sobre ti la paz, la misericordia de Alah y sus bendiciones!» Entonces ella le dijo: «Sabe, ¡oh Príncipe de los Creyentes! que esta joven, que me ha llamado por deseo tuyo, me hizo un gran favor, y la semilla que en mí sembró siempre germinará, porque jamás he de agradecerle bastante los beneficios que la debo. A sus hermanas las convertí en perras, y no las maté para no ocasionarla á ella mayor sentimiento. Ahora, si tú, ¡oh Príncipe de los Creyentes! deseas que las desencante, lo haré por consideración á ambos, pues no has de olvidar que soy musulmana.» Entonces el califa dijo: «En verdad que deseo las libertes, y luego estudiaremos el caso de la joven azotada, y si compruebo la certeza de su narración, tomaré su defensa y la vengaré de quien la ha castigado con tanta injusticia.» Entonces la efrita dijo: «¡Oh Emir de los Creyentes! dentro de un instante te indicaré quién trató así á la joven Amina, quedándose con sus riquezas. Pero sabe que es el más cercano á ti entre los humanos.»

Y la efrita cogió una vasija de agua, é hizo sobre ella sus conjuros, rociando después á las dos perras y diciéndoles: «¡Recobrad inmediatamente vuestra primitiva forma humana!» Y al momento se transformaron las dos perras en dos jóvenes tan hermosas que honraban á quien las creó.