ella me ha dejado, y ahora mismo acabo de cobrar todo el dinero y arreglar otras cosas. Te ruego, pues, que no rechaces la gratificación que quiero ofrecerte, ¡oh tú que me das hospitali- dad en tu casa y me invitas á compartir tus manja- res! Me harás un favor aceptando todo el dinero que has guardado y que cobraste por la venta del sésamo. Y tal es mi historia y la causa de que coma siempre con la mano izquierda.» Entonces, yo, ¡joh poderoso rey! dije al joven: «En verdad que me colmas de favores y benefi- cios.» Y me contestó: «Eso no vale nada. ¿Quieres ahora, joh excelente corredor! acompañarme á mi tierra, que, como sabes, es Bagdad? Acabo de ha- cer importantes compras de géneros en El Cairo, y pienso venderlos con mucha ganancia en Bagdad. ¿Quieres ser mi compañero de viaje y mi socio en las ganancias?» Y contesté: «Pongo tus deseos sobre mis ojos. Y determinamos partir á fin del mes. Mientras tanto, me ocupé en vender sin pérdida ninguna todo lo que poseía, y con el dinero que aquello me produjo compré también muchos géne- ros. Y parti con el joven hacia Bagdad, y desde alli, después de obtener ganancias cuantiosas y comprar otras mercancías, nos encaminamos á este país que gobiernas, ¡oh rey de los siglos! Y el joven vendió aquí todos sus géneros y ha marchado de nuevo à Egipto, y me disponía á re-
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Apariencia