el antiguo tañedor de clarinete hizo construir á expensas suyas una hermosa escuela, y reunió en ella á los niños pobres para que aprendiesen á leer y á escribir con su propio hijo. Y escogió para todos ellos un excelente maestro de escuela que se sabia de memoria el Korán, y podía recitárselo, incluso empezando por la última palabra y terminando con la primera.
Tras de lo cual resolvió ir en peregrinación al Hedjaz, y dijo á su esposa: «¡Ten cuidado de que el judio no se burle de ti y no te coja la gallina!» Luego partió con la caravana de la Meca.
Algún tiempo después de la marcha del antiguo tañedor de clarinete, el judío dijo un día á la mujer: «Si te doy una maleta llena de oro, ¿me darás á cambio la gallina?» Ella contestó: «¿Cómo voy á hacerlo, oh hombre! si mi esposo, antes de partir, me ha recomendado que no te ceda mas que los huevos?» Él dijo: «Si se enfada, tú nada tienes que ver. Yo asumo la responsabilidad, y puede exigirme cuentas, que estoy en una tienda en medio del zoco,» Y le abrió la maleta y le mostró el oro que contenía. Y la mujer se regocijó al ver tanto oro junto, y entregó la gallina al judío. Y la cogió él y la degolló acto seguido, y dijo à la mujer: «Limpiala y guísala, que yo vendré por ella. Pero como falte un pedazo, abriré el vientre á quien se lo haya comido, para sacárselo.» Y se marchó.
Y he aquí que á la hora de mediodía el hijo del tañedor de clarinete volvió de la escuela. Y vió que