Historia contada por el undécimo capitán de policía
«Una vez le aconteció á un sultán que le naciera un hijo al mismo tiempo que una yegua de raza de las caballerizas reales echaba al mundo un potro. Y dijo el rey: «El potro que ha salido está escrito en la suerte de mi hijo recién nacido, y le pertenece en propiedad.
Cuando el niño se hizo mayor y avanzó en edad, murió su madre; y el mismo día murió la madre del potro.
Y pasaron los dias, y el sultán se casó con otra mujer, á quien escogió entre las esclavas de palacio. Y llevaron al muchacho á la escuela, sin velar ya por él y sin quererle. Y cada vez que el huérfano de madre volvía de la escuela, entraba á ver á su caballo, le acariciaba, le daba de comer y de beber y le contaba sus penas y su abandono.
Y he aquí que la esclava con quien el sultán se había casado tenía un amante que era un médico judío (¡maldito sea!). Y para entrevistarse se veían muy apurados ambos, precisamente á causa de la presencia de aquel huérfano de madre en el palacio. Y se preguntaron: «¿Qué hacer?» Y reflexionaron sobre el particular y decidieron envenenar al joven príncipe.
Por lo que á él respecta, cuando volvió de la