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Página:Las mil noches y una noche v22.djvu/136

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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

buey de la noria. Y el amor se albergó en su corazón. Y sin exteriorizar nada, dijo ella á sus hermanas: «Hermanas mías, ¿hasta cuándo vamos á estar sin maridos? ¿Acaso nuestro padre quiere dejarnos agriar? Se nos va á revolver la sangre.» Y sus hermanas le dijeron: «¡Es verdad! Vamos camino de agriarnos, y se nos va á revolver la sangre.» Y se reunieron y fueron las siete en busca de su madre, y le dijeron: «¿Nos va á dejar agriarnos en su casa nuestro padre? Se nos va á revolver la sangre. ¿O va á buscarnos por fin maridos que impidan cosa tan terrible?»

Entonces la madre fué en busca del rey, y le habló en este sentido. Y el rey hizo pregonar públicamente que todos los jóvenes de la ciudad debían pasar por debajo de las ventanas del palacio, porque las princesas tenían que casarse. Y todos los jóvenes pasaron por debajo de las ventanas del palacio. Y cada vez que le gustaba uno á una de las hermanas, tiraba ella sobre él su pañuelo. Y de tal suerte encontraron esposo de su agrado seis de ellas, y se mostraron satisfechas.

Pero la hija pequeña no tiró su pañuelo sobre nadie. Y advirtieron de ello al rey, que dijo: «¿No queda nadie más en la ciudad?» Le contestaron: «No queda mas que un muchacho pobre que da vueltas á la noria en el jardín.» Y dijo el rey: «A pesar de todo, es preciso que venga, aunque sé que no va á escogerle mi hija.» Y fueron á buscarle, y le llevaron debajo de las ventanas del palacio. Y he