encontrar á la abnegada esposa de mi tio!» Luego le dijo: «¿Te gustaría también ver á tu tia, la hermana de tu madre?» Ella contestó: «¡Oh! ¡sí!» Él la dijo: «Está bien. Mañana te la mandaré.»
Y he aquí que al día siguiente, cuando despuntó el dia, salió el ghul, se transformó en tia de Dalal, y fué á llamar á la puerta. Y Dalal preguntó desde la ventana: «¿Quién es?» Él le dijo: «¡Abre, que soy yo, tu tia! He pensado mucho en ti, y vengo á verte.» Y la joven bajó y le abrió la puerta. Y el ghul, disfrazado de tía, besó á Dalal en las mejillas, lloró largas y repetidas lágrimas, y dijo: «¡Ah! ¡oh hija de mi hermana! ¡ah! ¡qué dolores y calamidades!» Y Dalal preguntó: «¿Por qué? ¿cuándo? ¿cómo?» La tía dijo: «¡Ay! ¡ay! ¡ay!» La joven preguntó: «¿Dónde te duele, tía mía?» La tía dijo: «En ninguna parte, ¡oh hija de mi hermana! ¡Es que sufro por ti! ¡Nos hemos enterado de que el individuo con quien te casaste es un ghul!» Pero Dalal contestó: «¡Calla, no digas esas cosas, tía! Mi esposo es hijo de un rey y sultán, como yo soy hija de un rey y sultán. Sus tesoros son mayores que los tesoros de mi padre. Y por lo que respecta á su hermosura, es comparable á la estrella Canope cuando brilla sobre el mar...»