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Página:Las mil noches y una noche v22.djvu/90

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LAS MIL NOCHES Y UNA NOCHE

enterado de que el individuo con quien te casaste es un ghul. Dime la verdad, hija mia, por los méritos de nuestro señor Mahomed (¡con Él la plegaria y la paz!)» Entonces Dalal no pudo guardar por más tiempo el secreto que la ahogaba, y dijo en voz baja, temblando: «¡Calla, tia, calla, no vaya á ser que nos deje él más anchas que largas! Figúrate que me trae cabezas de adamitas; y como las rehuso, se las come él solo. ¡Ah! ¡Tengo mucho miedo de que me coma el día menos pensado!»

En cuanto Dalal hubo pronunciado estas palabras, la tía tomó su verdadera forma, convirtiéndose en un ghul de aspecto espantoso que se puso á rechinar los dientes. Y á Dalal, viendo aquello, la poseyó el terror amarillo y el temblor. Y le dijo él, sin enfadarse: «¿Tan pronto descubres mi secreto, Dalal?» Y ella se arrojó á sus pies, y le dijo: «¡Me pongo bajo tu protección! ¡perdóname por esta vez!» Él le dijo: «¿Me has perdonado tú delante de tu tía? ¿Y me dejaste con honor? ¡No! No puedo perdonarte. ¿Por dónde empezaré á comerte?» Ella le contestó: «Ya que es absolutamente preciso que me comas, será porque ese es mi destino. Pero hoy estoy sucia, y será malo para tu boca el sabor de mi carne. Más vale, pues, que por el pronto me conduzcas al hammam para que me lave en honor tuyo. Y cuando salga del baño estaré blanca y dulce. Y el sabor de mi carne será delicioso para tu boca. Y entonces podrás comerme, empezando por donde quieras.» Y el ghul contestó: «Es verdad, ¡oh Dalal!»