PERO CUANDO LLEGÓ LA 165<* NOCHE
Ella dijo:
»...sin conocimiento en brazos de sus servidores y de las mujeres de la casa. Porque, según me dio á entender por el camino, después de lo que había pasado, perdía toda esperanza de tener otra entre- vista con su amiga Schamsennahar.
^Entonces, mientras las mujeres y los servido- res se ocupaban en hacer volver al príncipe de su desmayo, su familia se figuró que yo debía de ser el causante de todas aquellas desgracias que no entendían, y quiso obligarme á darle toda clase de pormenores. Pero yo*me guardé muy bien de expli- carles nada 7 y les dije: «¡Buena gente, lo que le ocurre al príncipe es tan extraordinario, que él es el único que os lo puede contar!» Y afortunadamen- te para mí, el príncipe recobró el conocimiento en aquel instante, y sus parientes ya no se atrevieron á insistir en el interrogatorio delante de él. Y yo, temiendo nuevas preguntas y ya algo tranquilo res- pecto al estado de Ben-Bekar, cogí mi paquete y me fui á toda prisa hacia mi casa.
»AI llegar encontró á la negra que daba gritos agudísimos y desesperados y se abofeteaba, y todos los vecinos la rodeaban para consolarla de mi per-