on cuanto mas hondo era el abismo de ignominia i de esclavitud en que vivian. Del contraste de esas dos situaciones brotó sin duda un gran pensamiento, una aspiracion sublime por crear una patria independiente i libre, i fué talvez en ese momento supremo en que, engrandecidas por una idea divina, nació la jigantesca jeneracion de 1810.
Hoi... hoi se asegura que la vida moral languidece, que el lujo ha llegado a corromper a nuestras mujeres haciéndolas amar la fortuna mas que la gloria, las comodidades materiales mas que la virtud i la abnegacion.
Si eso fuera verdad, seriamos un pais en ruina: cuando se corrompe el corazon de la mujer, se llega al embrutecimiento jeneral de la sociedad, se pierde el entusiasmo i la fé, viene la decadencia de las opiniones de la literatura, i del arte, la ruina en todo! ¿Cómo soportariamos las desgracias que nos sobrevinieran en una lucha como la de 1810? Aquellas mujeres aceptaron todos los sacrificios; éstas ¿los aceptarian? ¿Los aceptarian hoi que el culto del dinero ha llegado a ser no solo la relijion de los hombres sino tambien la relijion de las mu-