todas Javiera Carrera que ostentaba, en su cabeza una guirnalda de perlas i diamantes, de la cual pendia una corona trastornada. ¡Hermosa i significativa alegoría!
Otra gran dama, Josefa Aldunate, vestia de Libertad; Mercedes Fuentecilla, de Aurora, (la aurora de la nueva patria), otras de indias, recordando talvez a los antiguos i tenaces defensores de esta tierra.
Entre los hombres se veian también elocuentes alegorías. Luis i José Miguel Carrera llevaban una corona de oro bordada en sus sombreros, sobre la cual caia con violencia una espada que debia partirla.
En aquella fiesta fantástica se hizo pública i valiente ostentacion del deseo que a todos dominaba: la independencia. Hombres i mujeres se confundieron en un solo pensamiento, en un estrecho abrazo, en una eterna promesa. Esa alegre fiesta no simbolizaba el placer sino el sacrificio; talvez todos juraron mentalmente cumplir con su deber, i todos cumplieron su juramento, hasta las mujeres!